Imagina que tu adolescente te pide dinero para ir al cine, y sus amigos están cerca de él mientras hace esta petición. Él necesita el dinero porque gastó su paga en un juego para el pc y ahora no quiere perderse una tarde con sus amigos.
¿Crees que está listo para lo que siga si le decimos que NO?
En este caso dependerá del estilo de educación y lo que se haya trabajado con él, pero si le decimos que no es muy probable que se vuelva irrespetuoso e incluso se pueda presenciar una escena desagradable. Si le damos un discurso sobre responsabilidad, es probable que se vuelva sordo a nuestros discursos.
Si no le decimos que NO, no solo lo estaremos privando de la oportunidad de convertirse en una persona más capaz, sino que también le permitirá sentir que tiene éxito al manipularlo evitando las consecuencias de sus decisiones. Aprenderá que estamos dispuestos a comprar su aprobación.
Si nosotros reaccionamos ante su mala actitud, insistiendo en que me trate con respeto, le estaremos privando de una oportunidad para tomar responsabilidad de sus elecciones y aprender de sus errores. Incluso la situación puede llegar a un nivel más fuerte en el que después ambos nos tengamos que arrepentir.
En vez de todo esto, te sugiero que le digas:
“Realmente, quisiera ayudarte. Siento mucho que estés en este apuro, pero no esta vez”
“Si tu problema es adminístrate con la paga, me encantaría sentarme contigo y enseñarte algunos trucos para controlar el dinero, dímelo si deseas mi ayuda”
Cuando la verdadera intención es ayudar a nuestro hijo para que tome la responsabilidad y aprenda de sus errores, su actitud será de carió e interés y no de vergüenza y culpa.
¡Ojo! No pienses que es así de sencillo, hay que trabajarlo en el día a día.
Los jóvenes se quejan de que sus padres dicen arbitrariamente que no todo el tiempo. Pero los jóvenes pueden ser muy demandantes y persuasivos cuando insisten en que quieren una respuesta inmediata. Presionan hasta la saciedad, nos arrinconan con toda la intensidad que pueden. Es fácil reaccionar con un “no” inmediato y más tarde arrepentirse. Para evitar el problema de reaccionar impulsivamente y después retractarse, puedes decirle a tu hijo de forma tranquila, que necesitas pensarlo unos minutos antes de responder. Debes ser cuidadoso y no se trata de evadir contestar sino establecer un límite de tiempo para responderle y hacerlo en el tiempo que te comprometas.
Y tú ¿cómo le dices NO a tu adolescente? ¿necesitas ayuda?
Me encantaría leerte en comentarios.
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