“Hazlo tú, que para eso eres mi madre”. “Te odio, no te soporto”.
Muchas madres me dicen, que una de las cosas que peor llevan en la relación con su adolescente son las faltas de respeto.
Hay casos muy distintos, uno de los más habituales es que esas faltas de respeto se acentúan en esta etapa de la adolescencia, sin embargo a veces, estas situaciones ya aparecen en edades más tempranas.
Sea cuál sea tu situación, pienso que si quieres cambiar esto todavía se puede, primero exige un examen y revisión, de cada uno de nosotros como padres, te dejo aquí estas preguntas para la reflexión:
¿Cuando hablas con tu hijo, y hace algo que no te gusta,
¿Cómo se lo dices?, con gritos, amenazas, castigos…
¿Empleas el castigo como arma para establecer límites, hacer que cumplan órdenes…?
¿Hablas con tu hijo de forma respetuosa, escuchándole, sin juzgar, o das tu opinión/consejo de forma inminente?
Una vez que reflexiones sobre cómo te comportas en estas situaciones. Es probable que te des cuenta que hay cosas que tienes que cambiar, si quieres mejorar la relación con tu hijo/a y reconducir la situación en tu casa.
Te voy a dar algunas pautas, para que puedas empezar a ponerlas en práctica:
- Con voz calmada y respetuosa, dile a tu hijo:” Lo siento si te he hablado así, alguna vez. No quiero hacerte daño, ni que tú me lo hagas a mí. ¿Empezamos de nuevo?
- Contar hasta 10 o hacer algún tipo de pausa, o irse a otra habitación durante unos minutos, para no reaccionar contestándole mal. Evita réplicas del tipo: “No se te ocurra hablarme así, señorita”.
- En vez de centrarse en la falta de respeto, céntrate en las emociones. Puedes decir algo parecido a:
“Es evidente que estás muy enfadado. Y yo me enfado cuando me hablas así”.
“Me duele mucho que me hables así”.
“Vamos a calmarnos un poco y ya hablaremos más tarde, cuando nos sintamos mejor”.
“Vaya, supongo que he hecho algo para hacerte daño porque lo que acabas de decir me lo ha hecho a mí”.
- No utilizar el castigo para obtener el control. Cuando se hayan calmado, pueden buscar juntos una solución respetuosa que sea aceptable para ambos.
- Si no estás demasiado enfadado, intenta abrazar a tu hijo. Habrá ocasiones en que tu hijo/a, no quiera aceptar el abrazo en esas circunstancias, pero, en otras, un abrazo puede cambiar el ambiente y mostrar respeto y amor.
Nuestros hijos aprenden que forman parte de una familia en que todos se respetan, siempre y cuando nosotros como padres respetemos cómo les hablamos y comunicamos.
Te animo a que empieces a poner en práctica estos consejos. Sé que es difícil, pero te aseguro que el esfuerzo merecerá la pena.
Me encantaría leerte en comentarios.