¿Qué te ocurre cuando estás contando algo importante a alguien y notas que no te estás escuchando ni prestando atención?
¿Cómo te sientes?
Pues así se sienten ellos…
Sienten que no te interesan, que no los valoras y que por tanto, no son importantes. Como no les interesas ni son importantes para ti, ¿para qué volverte a contar algo?
El primer paso es la presencia, es Estar, el segundo, Escuchar. Sin escucha no hay conexión y menos comunicación.
La escucha se basa en poner toda la atención y foco en el otro, tanto en lo que dice como lo que no dice, dejando de lado nuestros pensamientos y opiniones (sin juicios).
Si queremos conectar con nuestros hijos y que nos cuenten debemos escucharles con interés, respeto y mucho cariño. Abrazar todo lo que nos dicen y no juzgarlo. Hay una sutil diferencia entre oír y escuchar. Puedes estar oyendo a tu hijo pero no escuchando.
‘ Sí, sí cariño te escucho’…y sigues con tu libro, tu móvil o tus pensamientos. Escuchar es cuando haces sentir al otro especial e importante. Es cuando abres espacios para que las personas se abran y se comuniquen. Es descubrir a la persona que tienes delante y quererla tal y como es. Escuchar es entrega y amor, es generosidad y es dejar de pensar en ti para poder empezar a pensar en el otro.
Te propongo que escuches a tu hij@ como si fuera la primera vez que le escuchas, o como si fuera una persona que no conoces de nada, prepara también tu estado para ese momento.
¿Te animas?
Me encantaría que me dejaras un comentario aquí abajo…