Normalmente elogiamos a nuestros hijos cuando queremos que se sientan bien consigo mismos.
¿Por qué, entonces cuando decimos a una hija :”eres muy guapa”, ella lo niega?
¿Por qué cuando decimos a un hijo, “eres brillante”, él se avergüenza y se aleja?
Es que a nuestros hijos ¿no les gusta que los elogiemos?. No es eso. Es que probablemente a nuestros hijos, igual que el resto de personas, no responden a las alabanzas que valoran su personalidad o sus atributos físicos o mentales.
A nuestros hijos no les gusta ser evaluados.
¿Cómo te sentirías si al final de cada mes, tu pareja te evaluara, y te dijera, un 8 en besar, aunque en abrazar sólo tienes un 6?. 😒
Seguro que no te sentirías querida, sino evaluada, ¿es así?
¿Hay una manera más eficaz? pues Sí, con palabras que comunican el reconocimiento del esfuerzo, palabras que transmiten respeto, comprensión.
Aquí te dejo expresiones que pueden ayudar a elogiar y alabar a tu hijo de forma eficaz:👇
-¡Debes de estar tan orgulloso… de lo bien que jugaste, del resultado del examen…!
-Eres de verdad, un gran ….jugador, escritor…
-Estoy muy agradecida de que hayas fregado los platos hoy.
-Gracias por recoger la casa.
-Hiciste un gran esfuerzo por terminarlo a tiempo.
Qué pasa cuando las cosas van mal, mejor Responda, no Reacciones.
La crítica paternal es inútil, crea enfado, resentimiento y aún peor, los chicos que son criticados regularmente aprende a condenarse a sí mismos y también a los demás. Aprenden a dudar de su valor y a minimizar el valor de otros.
Los adjetivos abusivos hacen daño a nuestros hijos.
Cuando una persona dice que esa mesa es “fea” , a la mesa no le pasa nada . No se siente ofendida, avergonzada…Sin embargo cuando se trata de nuestros hijos, las cosas cambian, cuando les llamamos feos, tontos, torpes, inútiles, Sí que les pasa algo. Se desarrolla resentimiento, enfado y odio. Surgen fantasías de venganza, pueden aparecer conductas indeseables, comportamientos preocupantes.
Cuando nuestros hijos escuchan repetidamente, y sobre todo por parte nuestra, que es “inútil” o “torpe”… desgraciadamente, se lo acaba creyendo. Empieza a verse así. Entonces deja de esforzarse porque cree que si evita la lucha y la competencia, evitará exponerse al ridículo. Para seguir sintiéndose seguro, no se arriesgará.
Es increíble ver como a muchos padres les cuesta más señalar lo que está mal en sus hijos que lo que está bien.
Si queremos que nuestros hijos crezcan con confianza y seguros de sí mismos, te propongo que aprovechemos cada oportunidad de enfatizar lo positivo que hagan y evitar comentarios negativos.
Te propongo un reto: anota esta semana cuántas veces le dices a tus hijos cosas positivas frente a cosas negativas.