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Esta semana reflexiono sobre los errores, fallos, equivocaciones que cometemos, y cómo no, como padres queremos lo mejor para nuestros hijos y por eso a veces queremos “salvarlos, de no entregar a tiempo un trabajo, de hacer el trabajo por él… ¿te ha pasado?

 Te voy a ser sincera a mí sí, un día me llamaron del Instituto, porque mi hijo se olvidó la carpeta, y, con todo mi dolor, le dije: lo siento cariño, tendrás que disculparte con los profesores, y asumir esta situación.

¿Qué crees que pasó? Que no se le ha vuelto a olvidar.

Sí es duro, pero no le estás ayudando si no aprende de sus propios fallos, olvidos….

Cuando en una entrevista le preguntaron a Thomas Edison: ¿cómo se siente sobre los 10.000 fracasos que tuvo antes de que finalmente inventara la bombilla? Él respondió: “No tuve ningún fracaso, aprendí 10.000 cosas que no funcionan”.

¿Estás de acuerdo con Edison, o como muchos padres que con buena intención, tratan de salvar a sus hijos de cometer errores?

¿Quieres proteger a tus hijos del dolor, la decepción y la vergüenza? ¿Tienes miedo a que tus hijos adolescentes cometan errores que les pueda “arruinar” la vida?

Debemos usar el sentido común, claro que no queremos que nuestros hijos aprendan de una sobredosis de droga. Pero muchos padres usan la excusa de “necesitar proteger” y terminan haciendo más daño que beneficio.

Cuando los protegemos del dolor de los errores, terminamos por privarlos de la confianza en sí mismos, de una actitud positiva ante los errores, y de las habilidades que pueden aprenderse a partir de los errores.

Te has escuchado diciendo: “Me siento avergonzada de lo que hiciste, qué va a pensar la gente…

Lo que la gente piense nunca lo sabremos, lo que sí sabremos es que la confianza de ellos disminuye y es muy probable que no aprendan de los errores. Sin embargo, si les preguntamos: ¿Qué te pareció o que has aprendido de esa experiencia?

Los errores son una parte natural del crecimiento y del aprendizaje. Podemos pensar en los bebés cuando están aprendiendo a caminar. Se caen mucho, se hacen daño… pero no piensan fracasé otra vez.

A veces los mensajes negativos sobre los errores son abiertos: “Chico malo, no toques esa figura”, la verdad es que no es malo por tocar esa figura, no sería normal que no hubiese querido tocarla. A veces los mensajes que lanzamos son más sutiles:

” Ten cuidado, pórtate bien… “diciendo esto, implicamos la connotación negativa sobre los errores.

Imagina diciendo: “Disfruta de tu día y observa cuánto puedes aprender de tus errores”. Esto crearía un ambiente de libertad en el que se aprende y se crece sin perder la autoestima por los numerosos errores que cometamos.

Es inevitable, que tanto nuestros hijos como nosotros cometamos errores. Pero debemos recordar que la libertad de cometer errores y aprender de ellos es esencial para la individualización y el crecimiento.

Es muy posible que los hijos adolescentes aprendan de sus errores especialmente si nosotros creemos en el concepto y practicamos esta habilidad.

Los hijos adolescentes no son los únicos que pueden aprender de sus errores, tú también puedes hacerlo. Tus hijos hacen lo mejor que pueden, dada su experiencia, sus conocimientos, sus sistemas de apoyo y su proceso de desarrollo, al igual que nosotros.

Una de las mejores maneras de enseñar que los errores son oportunidades para aprender, es practicar este principio uno mismo.

Y tú ¿tienes estos miedos? ¿en qué te puedo ayudar?

Me encantaría leerte en comentarios.

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Coaching para padres y educadores
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