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Las etiquetas, ya sean positivas o negativas, bloquean la habilidad de nuestro hijo y de nosotros mismos como padres, a veces las usamos sin intención, somos conscientes de cómo afectan a nuestros hijos??

Alguna vez le has dicho a tu hijo “Juan que vago eres” o “María eres una egoísta”, “Pedro, qué tozudo eres”, o incluso “Julia es la buena estudiante” o “Mario es el atleta”…

Mensajes y frases como estos, seguro que los hemos dicho en algún momento y lo peor es que lo hemos hecho delante de ellos, y repetidamente sirve para que nuestros hijos empiecen a interiorizar estos mensajes como suyos.

En algunas ocasiones son etiquetas negativas que con ellas les estamos transmitiendo una idea de que no sirven para nada, estamos provocándoles un sentimiento de inseguridad, no solo de sus capacidades sino de su valía.

En otras ocasiones acostumbramos a etiquetar por una aptitud natural, y en ocasiones para motivar al niño al que halagamos, pero ojo, lo que podemos conseguir es que los niños abandones su sueño, su afición por no estar a la altura o porque se sienten presionados y obligados a continuar con ese rol o afición impuesta.

También podemos etiquetarles cuando les tratamos según el orden de nacimiento (el primero, el segundo, el mediano…) llamémosles por su nombre, dejemos de etiquetas y hablemos de ellos como personas individuales.

El concepto que el niño se va formando de sí mismo, desde bien pequeño, depende en gran medida de la imagen propia que ve reflejada en las personas de su entorno: padres, profesores.. Así pues lo que pensamos que es, lo que le decimos que es influirá en ellos.

Nuestros hijos son seres en constante cambio y transformación, tienen una gran capacidad para adaptarse y cambiar, aunque para ello debe encontrar el ambiente que le estimule y le aliente, y no un ambiente en el que vea su libertad coartada, su autoesima mermada y le pueden limitar para poder ser él mismo y no lo que los demás esperan.

 

Te invito a que reflexiones… y practiques esta forma de comunicarte, y en vez de asignar una “etiqueta”, con un adjetivo, podemos ofrecer información de lo que están haciendo o bien señalemos la actitud, conducta o comportamiento que queremos que realice más a menudo.

Aquí te dejo algunos ejemplos, para que puedas practicarlos:

No es lo mismo:

“Eres un desordenado” que “No has recogido tu habitación”

“Eres muy listo” que “Has sacada muy buenas notas”

“Eres muy despistado” que “ Me alegra saber que estás más atento a las cosas que te dan en el cole, estoy segura que tu también te has dado cuenta”.

Déjame tus comentarios, me encantará leerte.

Coaching para padres y educadores
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